Todas las personas somos seres sexuados y tenemos sexualidad a lo largo de toda nuestra vida, desde un punto de vista integral biopsicosocial. El sexo se es, no se hace. Es importante aceptarse como ser sexuado y respetarse, y esta enseñanza se debe brindar desde que somos pequeñxs. Se empieza a educar desde el momento del nacimiento. La educación sexual está presente desde entonces y comienza con la educación emocional y de los afectos. Estamos educando con nuestra actitud y con cada abrazo, beso o caricia que les demos. El amor incondicional y el contacto piel con piel son elementales.
Nuestra sexualidad, como está presente en todas las etapas de la vida, debe de tener el tratamiento abierto, natural y valioso que merece. Lo que, a priori, parece sexual para una persona adulta, es un acto de exploración, curiosidad y descubrimiento para el niñx. Por eso, lxs profesionales de la sexología hacemos tanto hincapié en validar el placer en la etapa infantil, ya que las respuestas eróticas de disfrute al tocar sus genitales o rozarse con sus propios muslos, o algún objeto (como un peluche o la almohada), no están relacionadas con el tipo de sensaciones sexuales que experimentamos en la juventud o la adultez. Normalmente, este tipo de manifestaciones aparecen a los 2 años de edad pero desde bebés, en torno a los 6 meses, ya cogen objetos y pueden frotarse contra ellos en búsqueda de placer. Es más, existen estudios que comprobaron que el feto, aproximadamente a las 28 semanas de gestación, realiza movimientos que podrían considerarse como una “masturbación” dentro del útero materno. Por otro lado, se estima que unx de cada tres niñxs menores de 5 años se masturba. Al llegar a los 7 años baja el porcentaje y luego, en torno a los 13, las cifras se disparan.
Es hora de normalizar este tipo de hechos que forman parte de nuestra condición de seres sexuados y dejar de ver con “ojos de adulto” conductas que son del todo naturales. Simplemente, experimentan sensaciones agradables y placenteras, ¿qué hay de malo o sucio en eso? Y, ¿por qué lo hacen entonces? La respuesta es simple: porque les gusta.
En muchas ocasiones, lxs progenitorxs se muestran preocupadxs ante este tipo de conductas de sus hijxs ya que, por desconocimiento o por considerarlo un tema tabú o vergonzoso, entienden que la masturbación (estimulación de los genitales) no se corresponde al momento evolutivo del menor y que, quizás, está teniendo un “despertar sexual” demasiado temprano. Pero es todo lo contrario, no podemos desvincular la sexualidad del propio desarrollo físico, mental y emocional de lxs menores. Tanto las madres, padres como educadorxs debemos normalizar este tipo de conductas y darles una connotación natural y positiva.
No debemos prohibir, censurar, regañar o castigar por autoestimularse. Si lo hacemos, estamos transmitiéndoles el mensaje de que la propia satisfacción, el placer, la búsqueda de sensaciones agradables y el autodescubrimiento, como partes fundamentales de nuestra sexualidad, no son algo positivo o valioso en nuestras vidas, por lo que pueden desarrollar actitudes negativas hacia su propia sexualidad. En lugar de eso, hay que enseñarles a realizar este tipo de conductas en la intimidad y en privado, y no en espacios públicos. Y, a la hora de transmitirles ese mensaje, debemos ser respetuosxs y cariñosxs, para que entiendan que es un acto natural y no lxs estamos juzgando o criticando por ello. Tampoco se trata de incentivarles a que lo hagan, simplemente, hay que tratar con naturalidad y equilibrio este tema. Además, es fundamental que asimilen y comprendan que sus genitales son una parte íntima de sus cuerpos y que nadie debe estimular salvo ellxs mismxs. Conforme vayan creciendo, les iremos brindando más información al respecto.
Por autoestimularse no van a desarrollar ningún trastorno psicológico ni se va a alterar su desarrollo desde un punto de vista nocivo o negativo. Sólo habrá que consultar con su pediatra u otrx profesional cuando la conducta sea muy compulsiva o afecte a su desarrollo habitual de actividades cotidianas.
La marturbación o el autoerotismo es un elemento común en el desarrollo de la infancia pues la autoexploración genital forma parte del propio desarrollo del menor para conocer su cuerpo y, también, las sensaciones que éste provoca. Las personas adultas asociamos la masturbación al deseo sexual y al orgasmo, pero para lxs más pequeñxs adquiere un valor de exploración, curiosidad y autoconocimiento. El autoplacer es parte integral de su sexualidad.
Nuestra erótica viene definida por el modo en que nos expresamos. Dicha expresión de deseos, fantasías o conductas tiene como fin último nuestra satisfacción. Es importante sentirnos felices con nuestra forma de expresar la erótica ya que una actitud positiva o erotofílica es fundamental para nuestra salud. La autoexploración es una experiencia fundamental para una sexualidad saludable.
Existen multitud de manuales y cuentos infantiles, a partir de los 2 años de edad, sobre la sexualidad para leer en familia donde, entre otros temas, se trata el placer y el autoerotismo para abordar los “tocamientos genitales” en la etapa infantil. Así, se podrá hablar sobre aspectos tan importantes como la privacidad, la intimidad, el consentimiento, los límites, la seguridad o la higiene. También, se podrá comentar acerca de la exploración del propio cuerpo, el deseo y las fantasías. Crear un espacio íntimo en familia donde explicar al menor la importancia de estos aspectos, y validar su placer como un derecho y un valor, y no como algo sucio, negativo u obsceno, es realmente muy importante para su desarrollo cerebral y autoestima. Se puede aprovechar, por tanto, el momento de estas lecturas de cuentos sobre sexualidad para hablarles acerca de la diversidad corporal, la desnudez, la aceptación y el disfrute de nuestro cuerpo, etc.
El problema radica en que, por desgracia, todavía se sigue tratando la sexualidad como algo tabú o de lo que no se tiene que hablar abiertamente. La autoestimulación de los genitales por placer se sigue viendo como algo sucio, obsceno o lascivo, entre otra serie de connotaciones negativas. Este planteamiento erróneo se debe desterrar no sólo en la etapa adulta sino también en la infantil. Debemos validar el placer, la satisfacción, la búsqueda de sensaciones agradables, el autoconocimiento, el deseo y las fantasías de todas las personas, independientemente de su edad. El placer no sólo es una sensación muy agradable, también, es un derecho humano que tenemos todxs a lo largo de nuestras vidas.
“En realidad, en lo que al concepto de sexualidad se refiere, la masturbación sería la satisfacción ideal”
Erich Fromm
