Por lo general, las relaciones sexuales dentro de parejas que llevan un tiempo juntas comienzan a disminuir en cantidad pero también en calidad. Con el ritmo de vida actual, a muchas parejas se les hace difícil encontrar el momento adecuado para las relaciones sexuales, llegando incluso a darles pereza por haberse convertido en algo monótono. Además, cuando por fin sucede, suele ser rápido ya que, al no haberlo planeado, ambos tienen cosas por hacer y no pueden dedicarle el tiempo y la energía necesaria para que sea satisfactorio para los dos.
Por motivos como los comentados, muchas parejas se quejan de falta de deseo por parte de uno o de ambos miembros (es habitual tanto en mujeres como en hombres). Esto puede dar lugar a discusiones o distanciamiento en la pareja, incluso, en último caso, la separación de la misma.
A menudo se dice que es mejor prevenir que curar por lo que, si no queremos que comiencen a surgir los problemas de deseo, es importante tener en cuenta algunas cosas. Sin embargo, si la falta de deseo sexual es algo que ya se ha instaurado de una manera profunda en la pareja, quizá estos consejos no sean suficientes y se haga necesario llevar a cabo una terapia sexual adecuada para superar el problema.
Solemos pensar que el deseo sexual es algo que debe surgir de la nada, y esto hace que las personas, cuando dejan de sentir ese deseo intenso que sentían al comienzo de la relación, piensen que ya no se sienten atraídas por su pareja. Pero la realidad es que el deseo sexual es algo que debemos despertar, hay que buscarlo a través de los sentidos.
Por tanto, si una pareja desea una vida sexual activa y placentera es importante tener en cuenta estos tres pasos:
Planear momentos de intimidad y prepararlos minuciosamente.
No esperar siempre a que surjan las relaciones sexuales de manera espontánea, sino buscar los momentos en que la pareja pueda pasar un tiempo junta y relajarse. Se puede preparar un baño o una sesión de masajes sensuales. O tal vez crear un clima con velas aromatizadas o una sesión de pintura comestible en el cuerpo del otro, etc. Lo importante es que el ambiente sea propicio para tener intimidad y que vaya surgiendo el deseo sexual.
Dedicarle tiempo.
Este punto está muy relacionado con el anterior ya que hay que evitar el polvo rápido. Lo ideal es encontrar aquellos momentos a solas (esto es más complicado cuando hay hijos) donde, además, no se esté muy cansado. Si es necesario se puede pactar algún día en semana o un horario que sea adecuado para los dos, cuando realmente puedan centrarse uno en el otro y dejar de lado las preocupaciones. Del mismo modo que preparamos una sesión de cine, un paseo juntos o cualquier otra actividad para compartir tiempo de ocio en la pareja, planear los momentos de intimidad es igual de necesario.
Innovar.
Se trata de hacer cosas nuevas. Introducir juegos, juguetes… y todo tipo de artículos eróticos que ayuden a que las relaciones sexuales no se hagan monótonas. Tampoco es que sea imprescindible hacer todos los días algo diferente, pero está bien de vez en cuando realizar variaciones de lugar, posiciones, y usar elementos nuevos para jugar. Cambiar de entorno suele ser estimulante, del mismo modo que sorprender a nuestra pareja con algún nuevo juguetito o producto erótico supone un aliciente que ayuda a salir de la rutina sexual.
Afortunadamente, existen hoy en día muchos recursos para potenciar el deseo sexual en la pareja, desde leer literatura erótica juntos hasta experimentar con aceites de masaje, cremas, polvos comestibles, pintura corporal… Si somos creativos en la cama nunca se convertirá en algo aburrido y por tanto, continuará avivándose el deseo en la pareja.