Las prácticas sexuales pueden ser tan diversas como las personas y el hecho de que algunas sean menos comunes que otras no las convierte en negativas per se. Sin embargo, cuando una práctica sexual deja de ser un juego divertido para convertirse en un riesgo mortal, hay que pensárselo dos veces. Esto es lo que sucede con la asfixia erótica, una búsqueda del orgasmo al borde de la muerte.
Se conoce por asfixia o hipoxia erótica a aquella práctica que consiste en impedir la respiración propia o de la pareja sexual con el objetivo de sentir mayor placer durante el orgasmo. Cuando dicha práctica la lleva a cabo una persona a solas, durante la masturbación, también se llama asfixia autoerótica.
Se utilizan diversas técnicas para disminuir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, ya sea por ahorcamiento o estrangulación, apretando el cuello con una soga o cinturón, mediante la colocación de una bolsa de plástico u otro objeto en la cabeza o tapando las vías respiratorias. También se inhalan ciertos aerosoles y gases asfixiantes.
Pero ¿por qué asfixiarse hasta casi perder el conocimiento durante la masturbación o las relaciones sexuales puede producir placer? La explicación reside en el hecho de que la anoxia o falta de oxígeno eleva los niveles de CO2 en el cerebro, que responde de manera más activa multiplicando las sensaciones.
Evidentemente se trata de una práctica muy peligrosa y de riesgo extremo. La asfixia produce vértigo y mareos debido a la interrupción de la oxigenación arterial del cerebro y a un aumento de la retención del dióxido de carbono. En ocasiones, falla el mecanismo de escape o se pierde el control de la situación y la hipoxia llega a ser definitiva. De modo que la falta de oxígeno en el cerebro genera daños irreversibles o concluye con la muerte de la persona. Además, si se lleva a cabo a solas, es más fácil correr peligro de muerte porque en el caso de perder el conocimiento por falta de oxígeno, nadie podrá prestar ayuda.
Al año fallece accidentalmente una cantidad considerable de gente por este tipo de prácticas, aunque se desconoce el número exacto porque la causa de estas muertes permanece oculta. Lo que sí se sabe, al parecer, es que la mayoría son hombres.
Existen algunos casos sonados de muertes por asfixia autoerótica como la del actor estadounidense David Carradine, popular por la serie Kun fu, o el cantante de INXS, Michael Hutchence.
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría clasifica estos casos de atracción por la privación voluntaria de oxígeno, con el objetivo de aumentar el placer erótico y la intensidad del orgasmo, como una parafilia a la que denomina hipoxifilia o asfixiofilia. Y a quien lleva a cabo esta práctica de manera compulsiva se le llama asfixiofílico.
El psicólogo John Money, famoso por sus estudios sobre identidad de género, escribió también sobre este tema en su libro, The Breathless Orgasm (A Lovemap Biography o Asphysiophilia), basándose en la historia clínica y los propios relatos de un asfixiofílico, Nelson Cooper, un joven que buscó ayuda profesional para su hábito compulsivo de ahogarse mientras fantaseaba que él estaba siendo estrangulado por un asesino sexual.
La asfixia erótica ya fue descrita por el propio Marqués de Sade en su novela Justine. Y, de hecho, es una práctica masoquista que se incluye dentro de las BDSM conocida como breathplay.
Por otra parte, existen quienes afirman que es una práctica de la que se encuentran registros desde hace siglos en algunas culturas como, por ejemplo, entre los esquimales y algunos pueblos asiáticos.
Seguramente habréis escuchado alguna vez el término francés “la petite morte” (la pequeña muerte) refiriéndose al momento de pérdida de control y conciencia al alcanzar el orgasmo. Pues bien, como vemos, practicar la asfixia erótica más que una pequeña muerte puede terminar siendo una muerte bien grande y real, por lo que mejor no intentarlo.
Hay muchas maneras de disfrutar del sexo… pero ¡siempre que sea de forma segura!
- Imagen de portada de Robert Mapplethorpe.
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5 comments
Bueno es conocer los secretos de esta práctica, y los motivos por el que se llega al placer desde ella. Pero desde luego también es fabuloso saber lo peligrosa que puede ser.
Sensacional artículo! No podía ser de otra manera.
Saludos!!!
Gracias Carla! Un placer saber que te ha gustado mi artículo y también tu visita.
Saludos!!! 😀
Personalmente, no es una práctica que me llame mucho la atención, como ya he dicho, disfruto bastante en mi vainillismo, jajaja. Pero, como en todo en esta vida, hay que tener cuidado con lo que se hace y saber los riesgos de algunas prácticas. Gracias por la información.
Besicos.
jaja 😀 gracias por tu comentario, Mary. Por si acaso mejor no probarlo no sea que después nos guste y se nos vaya la mano… :O
Probarlo, probarlo…..y alcanzareis las proximidades del llamado «Cielo».
No es necesario verlo como una peligrosa «acción» sexual. Simplemente, es una variedad del placer.
Saludos