¿Son los arneses sólo para lesbianas? Seguro que, en las fantasías sexuales de más de uno, este elemento aparece formando parte de la intimidad entre dos mujeres, pero ¿acaso los arneses no son aptos para relaciones heterosexuales? Nada más alejado de la realidad, aunque sobre ello aún existe bastante tabú.
Para empezar, es necesario aclarar qué es un arnés. Pues bien, este accesorio sexual, conocido también como “strap on”, consiste en una especie de cinturón, que puede ir atado solamente a la cintura o también a los muslos, cubriendo la zona del pubis donde llevaría un juguete fálico para penetrar a otra persona.
Los hay de diferentes materiales (cuero, goma, vinilo, polipiel, etc.) y tamaños (para mujeres, unisex, ajustables…). Pueden incluir el dildo o no (o en lugar de dildo, vibrador), siendo este extraíble o fijo. Algunos tienen un segundo dildo para introducírselo la persona que lleva el arnés puesto y que ambas sientan la penetración al mismo tiempo.
En relación con los arneses y las relaciones heterosexuales, el término actual para denominar esta práctica sexual es “pegging”, también llamada “Bend Over Boyfriend” (BOB). Se trata de cambiar el rol en la pareja y que ella lo penetre a él analmente, usando un arnés sexual.
Hay quien puede preguntarse si este deseo de penetrar a su pareja masculina es común en las mujeres. Tal vez Freud lo habría explicado desde su concepto de la envidia del pene, aunque no creo que tenga nada que ver con eso. Quizá sea por la sensación de tener el control en la penetración, o por ese cambio de roles sobre quién penetra a quien, o simplemente por experimentar algo nuevo. Lo que está claro es que para algunas mujeres va más allá de la simple fantasía, es un deseo. Y cuando tienen la suerte de toparse con un hombre que acepta probarlo, puede ser sólo una experiencia sexual más o acabar siendo una práctica erótica habitual.
El problema suele presentarse en el otro miembro de la pareja, el hombre, que a menudo ve en el pegging una amenaza a su masculinidad. Es necesario desprenderse de los prejuicios que rodean a este tipo de prácticas, esas creencias totalmente erróneas que equiparan el sexo anal con la homosexualidad.
Una forma de superar el tabú y el miedo a iniciarse en el pegging, puede ser comenzar por prácticas un poco más lights. Por ejemplo, el beso negro, es decir, estimulación oral del ano. Posteriormente se puede probar a introducir algún dedo. Y si va todo bien, pasar a un dildo pequeñito.
Pero lo más importante para la estimulación del ano es ir poco a poco y, sobre todo, usar un buen lubricante.
Si se hace bien, con paciencia y en un estado alto de excitación, es una práctica que no tiene por qué resultar molesta en absoluto, más bien todo lo contrario, pues se centra en una zona con multitud de terminaciones nerviosas.
Además, conviene recordar que con la penetración anal en el hombre se estimula el llamado “punto P”, que no es otra cosa que la próstata y que puede dar lugar a orgasmos muy distintos a los obtenidos a través de la estimulación del pene.
En cuanto al intercambio de roles, sucede que al ser ella la que penetra, puede adquirir el rol de dominadora mientras él es el sumiso, lo que también puede resultar muy excitante para muchas parejas. Sin embargo, esto no significa que sólo a los amantes del BDSM les pueda atraer esta práctica.
Todo depende de las ganas de explorar que tenga la pareja y de que exista una buena comunicación entre ambos. Mostrarse abierto/a ante la propuesta (sea ella o él quien la haga), dejar a un lado los prejuicios, valorar los pros y los contras… Y si al final no es algo que te apetezca hacer, tampoco pasa nada.
6 comments
Me encantó el post.
Muchas parejas y mujeres se pierden este tipo de juguetes por aquello del pudor, pero es altamente recomendable.
Gracias por compartir
Y….Feliz año!!!
http://www.carlamila.es
Feliz año para ti también, Carla. Y gracias por la recomendación.
Gracias Carla por tu comentario. Las parejas heterosexuales no disfrutan de muchos juegos sexuales por condicionamiento moral, desconocimiento o simplemente por prejucios. ¡Feliz Año para ti también!
Muchas gracias por tu comentario, Carla. Qué bueno que te haya encantado el post! 😀
Feliz 2018!! 😉
Buen día y feliz, excelente año; Ester y Más Allá del Placer!
Qué buen tema elegiste para iniciar el año, Ester! Y sí que es controvertido y que por lo que leo va a la alza. Como bien dices aún hay mucho tabú. Me ha tocado leer mucho lo que mencionas que se sigue pensando que los hombres que lo desean es porque son homosexuales, que las mujeres crean también que ellos tienen problemas y que por supuesto ellas jamás lo harían por los motivos que nos mencionas. Y creo que la comunicación es básica, pero creo que muchas parejas evitan comentarlo por el miedo a ser juzgados, rechazados. En tu opinión, cómo se podría saber si sería bueno comentar estos temas con la pareja? Me tocó el caso de una amistad que me dijo, sino fuera por esas «rarezas» de él (le atrae la lencería y le mencionó que quería probar esta actividad), estaría muy enamorada, pero así, ni loca.
Me pregunto que porcentaje de hombres y mujeres les gusta o gustaría practicar esta actividad.
La envidia del pene de Freud, siempre me ha dado risa, para mí, ambos géneros son como deben ser y cada uno tiene sus ventajas y desventajas. En todo caso, debería haber envidia del clitoris.
Como siempre me gustó mucho y más que nos cuentas desde lo más básico hasta lo avanzado. Y por supuesto, como siempre, he aprendido mucho. Gracias!
Gracias Ramón, me alegra saber que te ha resultado interesante el artículo 🙂
En efecto, tal como comentas, la comunicación es básica y estoy de acuerdo en que muchas personas no lo hablan por miedo a ser juzgados o rechazados… Todo se debe a lo mismo: falta de educación sexual y demasiadas creencias erróneas y tabúes 🙁