El hecho de que es importante conocer todo nuestro cuerpo y el de nuestra pareja (si la tenemos) para disfrutar de la sexualidad, es algo que ya deberíamos saber. Y es que cuanto mejor conozcamos ambos, mayor será el placer sexual. Por ello, es inevitable plantearse en algún momento las siguientes cuestiones: ¿conozco bien mi cuerpo? ¿y el de mi pareja?
Por otro lado, que las relaciones sexuales implican mucho más que los genitales, también es algo que deberíamos tener claro, por lo que hablar de conocer nuestros cuerpos presupone evidentemente ir más allá de los genitales. Sin embargo, aquí vamos a centrarnos particularmente en esa zona íntima, porque al fin y al cabo también es una parte de nuestro cuerpo y, a veces, por pudor, vergüenza o tabú no se conoce suficientemente. Esto es necesario también si no queremos que pueda pasarnos por alto alguna infección de transmisión sexual, ya que a veces se manifiestan con ciertas alteraciones en los genitales o en sus secreciones.
De manera que es interesante explorar de vez en cuando nuestros genitales, con los ojos y con las manos. Incluso antes, durante y después de la excitación, para saber qué cambios se producen en la forma, en el color, etc. Para ello, podemos observarnos con ayuda de un espejo de mano. Este tipo de autoexploración no implica otra cosa que un interés activo por conocer nuestro cuerpo y cómo funciona.
También podemos hacer esa exploración con nuestra pareja a modo de juego, igual que lo hacen los niños y niñas cuando juegan a médicos, como parte de su curiosidad natural y aprendizaje.
Antes de hablar sobre anatomía genital, es importante tener en cuenta que, de la misma manera que el resto de partes de nuestro cuerpo, los genitales pueden variar enormemente de una persona a otra. Ni todas las vulvas, clítoris, labios menores, etc. son iguales, ni tampoco todos los penes, testículos, etc., sino que varían en múltiples sentidos (color, textura, tamaño, forma…). Además, aunque hablemos de manera general sobre anatomía genital femenina y masculina, no significa que todos los hombres tengan pene ni todas las mujeres vulva (como demuestran las personas transexuales), ni que solamente pueda tenerse una cosa u otra (lo que evidencian los genitales intersexuales). La diversidad sexual en las personas (igual que en la naturaleza) es muy rica y amplia, pudiendo dar lugar a muchísimas combinaciones posibles igualmente aceptables, por lo que nadie debería sentirse mal (y mucho menos ser discriminada) si sus genitales no encajan en una clasificación simple y generalista.
Dicho esto, la anatomía genital femenina, por lo general, puede estar compuesta de las siguientes partes:
– Vulva, se denomina así a la parte externa y visible de los genitales femeninos
– Monte de venus, es una formación de tejido graso que protege el hueso púbico, y que con la pubertad se recubre de vello
– Labios mayores, son los pliegues más externos que constituyen dos almohadillas (con vello) de tejido graso que embolsan el resto de los genitales.
– Labios menores o internos, son dos pliegues de tejido húmedo y sin pelo que se conectan por arriba, alrededor de la cabeza del clítoris, con lo que se denomina capuchón.
– Clítoris, está formado por el cuerpo del mismo, o sea, la parte que se puede tocar (mide 2,5 centímetros aproximadamente, aunque su tamaño puede aumentar bastante con la excitación); raíces y bulbos que recorren el interior de los labios menores (formados por tejido eréctil que se endurece durante la excitación).
– Abertura uretral, es el orificio por donde sale la orina.
– Abertura vaginal, que da paso a la vagina cuyo primer tercio es sensible a fricción y presión.
– Perineo, es la zona entre la abertura vaginal y el ano (por dentro se llena de sangre con la excitación y puede ser sensible al masaje y la presión).
– Ano, se trata de un orificio lleno de terminaciones nerviosas que pueden ser sensibles al placer.
Por su parte, la anatomía genital masculina suele estar compuesta por:
– Pene , está formado por el cuerpo del mismo, que es la parte larga exterior del pene (desde el hueso púbico hasta el glande); los cuerpos cavernosos (son tubos de tejido eréctil que durante la excitación se llenan de sangre); y el glande o cabeza del pene, formado por el cuerpo esponjoso, y protegido por el prepucio (cubierta de piel retráctil unida al cuerpo del pene por medio del frenillo que es una banda de tejido sumamente sensible que recorre la cara inferior del pene, justo por debajo del glande, y que sujeta en su sitio el prepucio). Durante el coito todas las partes del pene son estimuladas por lo que suele ser un método infalible para el orgasmo masculino (esto es diferente en las mujeres cuyo equivalente sería el clítoris ya que la estimulación única de la vagina no suele producir orgasmos).
– Abertura uretral, es el orificio por donde se expulsa la orina y el semen.
– Testículos, están protegidos dentro del escroto, producen el esperma y hormonas masculinas.
– Perineo, consiste en un corto tramo de tejido sensible entre la parte posterior de los testículos y el ano.
– Ano, igual que en la mujer su estimulación puede producir placer.
Para acabar, es importante destacar que a menudo las mujeres desconocen más que los hombres sus genitales, ya que los cambios son menos evidentes en ellas al encontrarse menos expuestos y visibles, por lo que es particularmente necesario que las mujeres se esfuercen por explorar sus genitales.
- Fotografía artística de portada de Mariano Vargas
Si quieres realizar una compra y obtener un descuento del 5% ¡usa el cupón EA5!
Descuento no acumulable a otras ofertas que puedan estar activas. Sólo es válido un cupón por compra.