Llevo bastante tiempo queriendo publicar este artículo, que seguramente dará voz a muchas de mis colegas.
Tenemos una profesión muy vulnerable por ser mujeres y sexólogas. Si a este hecho sumamos que nuestra especialidad son las eróticas alternativas, las relaciones no monógamas y tenemos perfiles en redes sociales, nos convertimos en un blanco mucho más vulnerable.
Comenzaré por mencionar que, ante todo, la sexología es una rama de la medicina y de la salud y ésta es de suma importancia para el equilibrio del ser humano a nivel psíquico y físico. Definamos qué es la salud sexual:
“Se define como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es mera ausencia de enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coacción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos”. (OMS 2002)
Los sexólogo/as, en su mayoría, hemos completado nuestra licenciatura en áreas médicas o sociales y realizado estudios de postgrado en sexualidad. Es decir, somos profesionales formados y cualificados. De esta formación hablo específicamente en uno de mis posts previos en Más Allá del Placer, «Sexología no es follología«, en el que hago alusión a que también nos enfrentamos al intrusismo descarado y desinformado en nuestra profesión. Hay muchos y muchas haciendo follología en lugar de sexología, proporcionando información en redes sociales basada en su propia experiencia, mejor dicho inexperiencia, y no precisamente en la evidencia científica.
De hecho desarrollan prácticas que nada tienen que ver con la sexología.
¿Qué os parecería si a cualquier otro profesional de la salud se le acosara con fotografías íntimas y de genitales, o con propuestas sexuales que no vienen a cuento?
Que seamos sexólogas, y lo pongo en femenino porque principalmente nos sucede a las mujeres en esta profesión, no quiere decir que estemos aquí para recibir múltiples formas de acoso y violencia sexual. No es exagerado utilizar estos términos para describir lo que nos sucede, puesto que es un acto completamente violento el recibir vídeos y fotografías íntimas no deseadas (por ejemplo lo que llamamos vulgarmente «fotopollas»). Por supuesto que todas tenemos perfiles profesionales en instagram, facebook, twitter o cualquier otro medio que nos permita comunicar, pero eso no debería ser razón para quedar impunemente expuestas a todas estas situaciones de incómodo y desagradable asedio.
¿Qué más es acoso? Audios en donde individuos que supuestamente necesitan ayuda, dejan grabadas sus fantasías eróticas, sus fetichismos y mensajes incómodos y desagradables en los que hablan de masturbarse con tus imágenes. Textos y llamadas para asistir a consulta y que podamos mirarles el pene para ver si su forma y tamaño es adecuada o para que les enseñemos cómo manejarse en las relaciones eróticas con un pene, el suyo según ellos, muy grande.
Lo curioso es que cuando se les explica de forma profesional que en una consulta de asesoramiento sexológico contamos con material didáctico profesional y no hay necesidad de exhibiciones, el interés en concertar cita… desaparece.
Son interminables las invitaciones para salir a «tomar algo» y las propuestas para practicar sexo que por supuesto no son aceptadas y que causan pérdidas de seguidores y denuncias en redes. Denuncias que pueden llegar a causar que tu cuenta se bloquee con la consiguiente pérdida del trabajo realizado durante años.
Estas son solo unas pinceladas de las fuertes situaciones que vivimos y callamos las sexólogas.
¿Por qué nos sentimos acosadas? Porque el individuo que lo hace hostiga, persigue y molesta. Ejerce una conducta que genera en el otro incomodidad o disconformidad. A nivel psicológico es incluso más grave e implica un atentado contra nuestros derechos sexuales. Este acecho reiterado altera gravemente el desarrollo de la vida diaria de una persona. Hostigamiento que puede llevarnos incluso a que nos replanteemos nuestra profesión ya que nos hace sentir objetos sexuales y, por supuesto, nos incita a tener miedo a recibir clientes en la consulta.
A muchas nos lleva a cambiar la forma de manifestarnos, a limitar nuestra libertad en la manera de publicar y de compartir información en redes, y nos obliga a tomar muchas precauciones y filtros más estrictos para atender a pacientes en consulta.
¿Afecta este hecho en nuestra vida y profesión?
Claro que sí. Cada día más sexólogas dejan de difundir su trabajo por las redes, algunas se ven en la necesidad de cerrar sus perfiles lo cual limita las oportunidades de trabajo y la difusión de una apropiada educación sexual.
Este tipo de violencia contra la mujer, y como profesionales, es real. Por mucho que se denuncien los perfiles creados falsamente para cometer este tipo de acciones, la huella que queda en la mente cada una de nosotras, la sensación de asco y repulsión y la forma en la que somos tratadas no hay manera de eliminarla. Se acumula.
Debo reconocer que cuando me di cuenta de que no me pasaba solo a mí me causó una doble sensación, la primera fue de alivio. No puedo negar que aunque siempre he sido una mujer segura de mí misma, de mi profesión y de la libertad con la que me gusta escribir y publicar mis fotografías artísticas. Me sentí aliviada, qué ironía, al saber que no sufría este tipo de violencia por cómo soy. Lo segundo que vino a mi mente fue la empatía, el dolor y la frustración de que también mis colegas lo vivan día a día. Por eso sé que con este artículo doy voz a muchas mujeres que coinciden con mis experiencias.
Gracias a mi compi colega Ester Álvarez Guillén, quien también escribe para este blog, que tuvo el valor para publicar en su Instagram públicamente el siguiente post: «Que sea sexóloga no significa que me interese tu vida sexual, a no ser que estemos en un contexto profesional. Así que, por favor, no me escribas para contarme tus fantasías eróticas, tu postura preferida o el tamaño de tu pene… Si quieres hablar sobre tu sexualidad ¡pide cita!«
Yo agregaría a este post: «Aunque decidáis agendar una cita, las sexólogas no somos prostitutas (con el debido respeto que ellas merecen). Somos profesionales de la salud que ayudamos y asesoramos con respeto a nuestros pacientes y esperamos ser tratadas de la misma forma.«
Texto editado y corregido por Más Allá del Placer.
2 comments
Hola Gret!
Qué poderoso y claro mensaje que ayuda a todas y que ojalá cambie a alguno de los miles que hacen esas cosas que comentas. Yo pensaba que solo era en redes sociales por eso de que son «anónimos.» Y veo que no!
Ser mujer, parece que para esas personas es tener que aguantar todo lo que comentas y muchas más. Saludos «sin mala intención,» que terminan no siéndolo. Exigencias para que les respondas, para que des detalles de tu vida y tantas más. Y eso por solo ser mujer. Recién he sabido de casos de mujeres de incluso 70 o más a las cuales les sucede. Y es más fuerte, claro y me da dolor, vergüenza, tristeza y muchos sentimientos más el leer por todo lo que tú y todas tus compañeras de profesión pasan.
Me encantó también tu último párrafo. Aunque no debería decirse porque debería ser así siempre por el solo hecho de ser una persona. Y sobre el alivio; justo siempre te he admirado por eso porque eres muy segura de ti misma y yo, me cuesta. Y leer cómo esas personas te afectan y se meten en lo más profundo de cada mujer y la hacen cambiar o cuestionarse esas ser, es muy fuerte.
Me alegra que sientas ese alivio y gracias por ser como eres y como son ustedes acá en Más Allá del Placer. Siempre sembrando, aportando y ayudando a las personas que si queremos ser mejores.
Me gustaría decir que pronto veremos un cambio, pero lo dudo. Es ahí donde las redes sociales deben poner atención y no en censurar lo que si vigilan con dureza.
Por lo pronto, queda tu escrito dejando tanto a la vista tan claro, fuerte y profundo y el deseo de que cada persona que lo lea lleve esa semilla y educación a si mismo y a sus hogares y trabajos. Solo así cambiará todo.
¡Querida Monica !
Como siempre es un placer leerte, y los maravillosos comentarios que nos aportas siempre, da mucho gusto escribir cuando tenemos lecturas como tú.
Lo que nos da siempre ánimos y alegría de compartir información por supuesto son los lectores y lectoras y vuestras aportaciones.
Saber que podemos ayudar con información, acompañar procesos y desmitificar muchas cosas. Por otro lado es verdad que nosotras también necesitamos acompañamiento, falta mucho por avanzar en esta sociedad, tan llena de discriminación y violencia, pero también habemos mucha gente maravillosa y positiva, y intentamos centrarnos de ellos y rodearnos de más como nosotros.
Te mando un abrazo enorme !!
Y sigamos sembrando Educación
Besos
𝕲𝖗𝖊𝖙 𝖉𝖊 𝕷𝖔𝖚